Desde hace 10 años vecinos de la ribera del río Jamapa protegen a esta especie amenazada por el crecimiento urbano, hoy una obra de construcción amenaza ese esfuerzo ciudadano de preservación
Jeanette Aldán Cano
Desde hace más de 25 años,
Cayetano González y su esposa Gregoria Arzola viven a las orillas de la
desembocadura del río Jamapa, en un terreno ubicado justo atrás del Instituto
Tecnológico de Boca del Río, sitio que es hábitat natural del cangrejo
azul.
Luego de convivir por varios años
con esta especie amenazada por el crecimiento urbano de Boca del Río y
Alvarado, Cayetano y Goya asumieron la responsabilidad de alimentarla y
preservarla para favorecer su reproducción.
“Empezamos a ver que había unos
chiquitos y les dábamos de comer para que crecieran y se reprodujeran entre
ellos… estábamos pendientes de que no se los comieran y vimos que estaban
empezando a crecer, pero de noche, cuando nos íbamos a dormir, nos saqueaban
los nidos, entonces él (su esposo) se quedaba a vigilar un rato mientras yo
dormía y luego me tocaba a mí”, relata Goya.
A una década de emprender esta
noble labor, la pareja ahora cuenta con varios aliados, entre ellos alrededor
de 20 vecinos, así como estudiantes y catedráticos del Itboca, quienes
participan en jornadas de limpieza del lugar en beneficio del cangrejo azul.
Pero sus esfuerzos por proteger a
esta especie de crustáceos podrían irse a la borda, pues los habitantes de la
zona recibieron una notificación de desalojo ya que existe un proyecto de
construcción en ese terreno.
Protectores ciudadanos
El cuidado y protección del
cangrejo azul en la ribera del río Jamapa ha recaído solo en un grupo de
ciudadanos comprometidos con su entorno, quienes carecen de apoyo gubernamental
pero cuentan con la asesoría de la bióloga Magaly Cruz Marzoa, catedrática del
Itboca.
Afuera de sus humildes viviendas,
los habitantes del lugar tienen carteles que los identifican como integrantes
del proyecto de rescate ecológico del cangrejo azul. Cada vecino tiene la
encomienda de vigilar los nidos que están en las cercanías de sus casas e
incluso al interior de ellas.
La bióloga ha realizado un
levantamiento topográfico de la zona, una delimitación del área de
amortiguamiento del cangrejo azul y cálculos de su índice reproductivo que le
han permitido conocer más a la especie.
“Este sitio es la única reserva
que existe en Veracruz, Boca del Río y Alvarado, no existe más cangrejo azul
que en esta área, por ello tiene una gran importancia ecológica, económica y
social este trabajo”, sostiene Cruz Marzoa.
En la actualidad la zona cuenta
con alrededor de 760 nidos de cangrejos, a los cuales se suman los nidos de las
crías, ésta cifra representa un incremento significativo en comparación con el
2007, cuando apenas había 150.
Este aumento progresivo en la
población de cangrejo azul asentada en la ribera del río Jamapa es resultado
del trabajo de preservación realizado por los vecinos, lo cual ha favorecido el
crecimiento de los ejemplares y su reproducción.
El ejemplo de estos ciudadanos
interesados en la protección de una especie amenazada ha inspirado a los
habitantes de otras comunidades como Antón Lizardo, donde ya existen esfuerzos
para preservar a los ejemplares que han sobrevivido a la urbanización.
Amenazas a la especie
La especie se encuentra amenazada
debido a la captura irracional de ejemplares, la expansión de la mancha urbana,
la tala y el cambio de uso de suelo de los manglares y la construcción de
carreteras cerca de la línea costera.
El cangrejo azul es una de las
especies más vulnerables a los cambios en su hábitat, ya que contrario a los
otros crustáceos que mudan su caparazón de 20 a 30 veces, él lo hace alrededor
de 60.
“Mudar significa que ellos salen
de su caparazón y empiezan a crecer internamente como si les quedara chico el
vestido. El caparazón se fractura y ellos salen de él, quedan aguaditos y se
empieza a regenerar el caparazón casi de manera inmediata.
“El cangrejo azul necesita hacerlo 60 veces, es una especie
muy vulnerable de acuerdo al número de mudas que necesita para alcanzar su
tamaño máximo. En esta área ha encontrado un ambiente favorable para hacer
esto, por ello es necesario preservarla”, explica la catedrática del Itboca.
Hace casi cinco años fue construido
un muelle en el área de protección, la llegada de los pescadores impactó de
manera negativa en el lugar, ya que arrojan desechos como plásticos en la línea
costera y queman basura.
Asimismo en los últimos meses
algunos ejemplares de cangrejo azul han aparecido muertos con signos de
violencia como pedradas, sobre todo las hembras, lo cual ponen en riesgo su
proceso reproductivo.
Pese a que los vecinos han
interpuesto denuncias tanto vía electrónica como telefónica ante la Comisión
Nacional de Acuacultura y Pesca y la Procuraduría Federal de Protección al
Ambiente, hasta el momento la situación continúa igual.
La creación de una explanada de
cemento y la colocación ilegal de lanchas abandonadas en las cercanías de las
casas hace unos meses también ha generado afectaciones, pues debido a eso los crustáceos
tienen menos espacio para crear sus nidos y guarecerse.
Cruz Marzoa reporta una caída de
alrededor del 30 por ciento en el número de ejemplares de cangrejo azul como
consecuencia de estos factores.
A lo anterior se suma una
construcción ubicada justo detrás de una de las bardas del Itboca, la cual fue
derrumbada para realizar una obra que hasta el momento se desconoce para qué
será utilizada.
Además, hace tres meses los
protectores del cangrejo azul recibieron una notificación de desalojo. A cambio
de abandonar el lugar les ofrecieron ser reubicados a una colonia llamada
Paraíso Escondido que hasta el momento carece de servicios públicos como agua
potable y luz.
“Ellos son personas con una
condición económica muy sensible y nunca han estado en conflicto, ni peleados
con nadie, pero debido a que desconocemos por qué los quieren sacar de una
manera tan atropellada, no lo podemos permitir.
“No lo podemos permitir en
primera porque vamos a perder la única reserva del cangrejo azul y en segunda
porque son seres humanos, deben informarles debidamente, con respeto, traer a
Derechos Humanos para que verifiquen de principio a fin el traslado de las
personas, deben contar con una infraestructura digna para cualquier ser humano
y no abandonarlos en un terreno baldío en donde no hay drenaje, luz, ni ningún
tipo de servicio”, sostiene Cruz Marzoa.
Peticiones
Los protectores del cangrejo azul
no están de acuerdo en desalojar el lugar para que se convierta en una plancha
de cemento, por ello exigen que los terrenos cercanos a la desembocadura del
río Jamapa sean declarados como Área Natural Protegida con la finalidad de
preservar a los últimos ejemplares de esta especie amenazada.
La bióloga realizó una Manifestación
de Impacto Ambiental de la zona con el propósito de presentar una solicitud
ante la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, lo cual no ha sido
posible debido a la falta de recursos económicos para solicitar algunos
permisos necesarios.
Otras peticiones de los vecinos
son: contar con un presupuesto para la protección del cangrejo azul y tener una
vigilancia constante en la zona para garantizar no sólo la protección de la
especie, sino también la seguridad de las personas encargadas de su preservación.
Además solicitan que, sin
importar las actividades realizadas en la zona, no se permita su uso como
tiradero de basura ni como área de estacionamiento de lanchas abandonadas.