La operación irregular de una mina de grava volcánica y arena pone en peligro a los habitantes del municipio y a los automovilistas que circulan por
la principal vía de comunicación con Xalapa
Jeanette Aldán Cano
A un costado de la carretera
estatal que conecta las comunidades del Zacatal, municipio de Jilotepec, y
Naolinco opera una mina de grava volcánica, cuya operación representa un riesgo
para los habitantes de la zona.
El terreno de siete hectáreas,
ubicado a casi dos kilómetros de la cabecera municipal de Naolinco de Victoria,
funciona como un banco de materiales donde se extraen cargas de grava y arena
desde hace 15 años.
La propiedad pertenece a la
gravera El Órgano que sustrae alrededor de 600 metros cúbicos de material por
semana para su comercialización, según informa Fernando Fernández,
representante legal y uno de los dueños de la empresa.
Al estar rodeado de una carretera
y un conjunto de casas, el banco de materiales representa un peligro permanente
tanto para los conductores que transitan por el lugar como para quienes ahí
habitan, debido a la probabilidad de un accidente.
Riesgo de accidentes
A escasos metros del cerro usado
para la extracción pasa un río, esa corriente representa un riesgo latente de
reblandecimiento del terreno y por lo tanto de deslave, el cual podría afectar
la principal vía de comunicación de Naolinco con la capital del estado.
Además, los tractores utilizados
en la extracción y los camiones de volteo donde son transportados los materiales
descienden del lugar a velocidad elevada, eso genera ligeros deslizamientos de
grava y arena.
La salida de la gravera se
encuentra justo donde termina una curva de la carretera, pese a ello no existen
señalamientos de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte para que los
automovilistas tomen precaución y eviten un choque con alguna de las unidades
de la empresa, la mayoría de ellas deterioradas.
El estado del tiempo predominante
en Naolinco, donde es común que llueva y haya neblina por la tarde- noche, también
aumenta las probabilidades de deslaves o accidentes por problemas de
visibilidad en la carretera.
Martha Márquez Landa, comerciante
del municipio, comenta que ya han ocurrido deslaves de grava en la zona, los
cuales incluso invaden carriles de la carretera, aunque sin consecuencias
graves hasta el momento.
Pese a ello, Márquez Landa
considera que la operación irregular del banco de materiales afecta a la
principal actividad económica del lugar: la venta de calzado, pues en
temporadas de lluvia la gente prefiere no visitarlos para evitar accidentes.
Armando González Callejas pide a
las autoridades tomar cartas en el asunto pues, si continúa la deforestación
del cerro, los vecinos de los alrededores (quienes todavía no han interpuesto
ninguna queja) están en riesgo de sufrir un percance.
Permiso para operar
El representante legal de la
gravera El Órgano sostiene que la empresa cuenta con permiso de la Secretaría
del Medio Ambiente y Recursos Naturales para operar desde hace más de una
década. Pese a ello, no aparece en el inventario anual de bancos de materiales
elaborado por la SCT.
Fernández reporta que antes de
poner en marcha la gravera, su familia presentó una Manifestación de Impacto
Ambiental del proyecto a la Semarnat, la cual lo autorizó con la condición de
implementar medidas para mitigar el impacto ambiental por la expropiación del
cerro.
Una de las acciones que realiza
la empresa es la reforestación de los alrededores de la zona. Por cada árbol
cortado durante los trabajos de extracción, se siembran ocho para intentar
compensar el daño.
Proliferación de actividad extractiva
En los municipios ubicados en la
región central de Veracruz son comunes los sitios donde se realiza actividad
extractiva de materiales para la construcción de manera riesgosa. En septiembre
de 2013, un banco de arena sepultó a 13 personas en la comunidad de Manzanatitla, municipio de
Coscomatepec.
Las lluvias registradas en la
zona provocaron el socavamiento del cerro, el cual se deslavó y cayó sobre las
viviendas de los fallecidos. Dos años antes del accidente, el ayuntamiento de
Coscomatepec solicitó a la Procuraduría
Federal de Protección al Ambiente y a Protección Civil la clausura del
lugar, pero no obtuvo una respuesta favorable.
Tras la tragedia humana, las
autoridades suspendieron los permisos de ese banco para evitar otro deslave en
la carretera o en otras viviendas cercanas.
Los camiones de volteo donde son transportados los materiales descienden del lugar a velocidad elevada, eso genera ligeros deslizamientos de grava y arena.